Los pasillos de la Academia Naval Seaview siempre sonaban igual al amanecer, con pasos medidos, telas rígidas rozando y murmullos nerviosos de cadetes intentando aparentar calma.

Aquella mañana, sin embargo, el ritmo estaba roto, como si algo invisible hubiera alterado la cadencia disciplinada que normalmente sostenía la vida dentro de la academia.
La teniente Sarah Mitchell lo sintió antes de verlo, porque había aprendido a reconocer la tensión como otros reconocen el clima antes de una tormenta.
Había caminado por aldeas donde el silencio significaba emboscada y por salas de mando donde un gesto mínimo podía cambiar el destino de una misión completa.
Esa tensión se aferraba a Seaview como niebla espesa, colándose entre oficinas, aulas y miradas que evitaban sostenerse demasiado tiempo.
Los cadetes se movían rápido, con hombros tensos y ojos al frente, mientras algunos oficiales permanecían demasiado tiempo en las puertas, indecisos entre avanzar o esconderse.
Sarah caminó sin reducir el paso, uniforme impecable y postura firme, proyectando una autoridad tranquila que obligaba a otros a enderezarse sin notarlo.
No era alta ni imponente según los estándares clásicos, pero su presencia transmitía control, atención y una calma peligrosa nacida del entrenamiento real.
El combate le había enseñado a leer una habitación como un mapa, identificando salidas, ángulos, manos inquietas y rostros que ocultaban más de lo que mostraban.

Había ganado su reputación con años de misiones duras y silenciosas, donde la supervivencia importaba más que los discursos y la gloria nunca llegaba en forma de aplausos.
Ahora enseñaba combate cuerpo a cuerpo y toma de decisiones tácticas, y los cadetes pronunciaban su nombre con respeto cercano a la advertencia.
⬇️Para obtener más información, continúa en la página siguiente⬇️
Aby zobaczyć pełną instrukcję gotowania, przejdź na następną stronę lub kliknij przycisk Otwórz (>) i nie zapomnij PODZIELIĆ SIĘ nią ze znajomymi na Facebooku.
