En un tazón grande, mezcla la leche caliente con el azúcar. Asegúrate de que la leche esté tibia, no caliente, para no dañar la levadura.
Añade la levadura seca y deja reposar durante 5-10 minutos hasta que forme espuma. Esto indica que la levadura está activa.
Incorporar el huevo:
Bate ligeramente el huevo y añádelo a la mezcla de levadura. Remueve bien.
Añadir los ingredientes secos:
Tamiza la harina y la sal sobre la mezcla líquida. Mezcla hasta formar una masa pegajosa.
Agregar la mantequilla:
Incorpora la mantequilla blanda y amasa la mezcla sobre una superficie ligeramente enharinada durante 8-10 minutos hasta obtener una masa suave y elástica.
Dejar reposar:
Coloca la masa en un tazón ligeramente engrasado, cúbrelo con un paño limpio y deja que repose en un lugar cálido durante 1 hora o hasta que doble su tamaño.
Formar los bollos:
Divide la masa en porciones iguales y forma bollos. Colócalos en una bandeja para hornear forrada con papel pergamino, dejando espacio entre ellos.
Fermentación final:
Cubre los bollos con un paño y deja reposar nuevamente durante 30 minutos.
Hornear:
Precalienta el horno a 180 °C (350 °F). Hornea los bollos durante 15-20 minutos o hasta que estén dorados en la parte superior.
Enfriar y disfrutar:
Retira los bollos del horno, déjalos enfriar ligeramente sobre una rejilla y ¡disfrútalos frescos!
4 Consejos para que tus bollos queden perfectos:
Activa correctamente la levadura:
Asegúrate de que la leche esté tibia, no caliente, para no matar la levadura. Si la mezcla no hace espuma después de 10 minutos, puede que la levadura esté vieja o el líquido demasiado caliente.
Masa suave y elástica:
Amasa bien la mezcla hasta que la masa deje de pegarse a tus manos pero esté aún suave. Esto garantiza que los bollos se inflen correctamente y queden esponjosos.
Fermentación en un lugar cálido:
Si tu cocina está fría, coloca la masa a reposar cerca de una fuente de calor suave, como un horno apagado con la luz encendida o cubierto con un paño en un lugar templado.
Pincela los bollos antes de hornear:
Para un acabado dorado y brillante, pincela los bollos con leche, huevo batido o una mezcla de ambos antes de meterlos al horno. Esto mejora su apariencia y textura.