Pon la sémola en un recipiente especial llamado “kasaa” o en un recipiente bastante grande.
Extiéndela y vierte agua sobre ella poco a poco (3 a 4 vasos de agua), mezclando con la mano y haciendo rodar con las yemas de los dedos para separar las semillas, luego procede con los cinco dedos separados con un movimiento circular. Agrega el aceite y la sal, revolviendo constantemente.
Tamizar utilizando un tamiz especial de malla gruesa llamado “Gharbal”.
Luego pon el grano en el “Keskass”, el cesto superior de la cuscús.
Sumerge una tira de tela en una mezcla de harina y agua. Envuélvelo en el punto de contacto entre la olla y el cesto superior para evitar que se escape el vapor.
Cocine sin tapar hasta que el vapor pase a través de las semillas de cuscús.
Retire el “Keskass” de la olla y vierta su contenido en el recipiente. Espolvoréalo con 2 vasos de agua y usa una cuchara grande de madera para esparcirlo aproximadamente en el recipiente.
Rocíe las semillas con aceite mientras las tritura ligeramente para romper los grumos.
Empaca todo el cuscús en una parte del recipiente y deja que absorba el agua durante media hora.
Esparce las semillas en el recipiente y airealo girándolo con los dedos abiertos de la mano.
Reajustar el “Keskass” en la olla cuyo contenido está hirviendo y agregar las semillas.
Cocine por otra media hora. Retire el “Keskass” de la olla y vierta el grano en el recipiente.
Tan pronto como el calor sea soportable, separe los granos haciendo rodar gradualmente los grumos entre las palmas de ambas manos con movimientos circulares.
Servir inmediatamente, espolvoreando el cuscús con virutas de mantequilla. De lo contrario, cubre el grano con una toalla y caliéntalo en la canasta antes de servir.