Cuando su cuerpo no puede obtener la energía que necesita del azúcar en la sangre, comienza a quemar otros elementos como combustible, lo que puede conducir a la pérdida de peso, incluso si no sigue una dieta ni hace ejercicio, dice Gupta.
Por otro lado, la resistencia a la insulina puede provocar hambre y hacer que ganes peso en lugar de perderlo.
6. Algunas áreas de tu piel son más oscuras.
Los altos niveles de insulina pueden acelerar la tasa de reproducción de las células de la piel, lo que lleva a una condición llamada acantosis pigmentosa. Esto sucede cuando la piel del cuello, debajo de los brazos o en los pliegues de los codos comienza a oscurecerse y adquiere una sensación suave o aterciopelada, dice Gupta.