En un bol introduce el huevo, la leche, la maicena y un poco de sal. Bate con la batidora de brazo hasta obtener una crema líquida.
Calienta una sartén antiadherente y engrásala con unas gotas de aceite de oliva. Pasa un papel de cocina para repartir el aceite y quitar el exceso.
Vierte la mitad del preparado en la sartén, cuidando de que la masa quede completamente repartida. Debes cocinarla con el fuego bajo para evitar que se queme.
Cuando veas que se ha cuajado y no queda líquido por la superficie, dale la vuelta al crepe con la ayuda de una espátula y deja que se dore por el otro lado. Cuando se haya dorado un poco retírala del fuego y, sin engrasar de nuevo, cocina el otro crepe siguiendo las mismas indicaciones.
Cuando los dos crepes estén ya listos, extiende una capa de queso crema en la mitad de cada crepe (yo uso con menos de un 5% de materia grasa y muy rico), cubre el queso con lonchas de jamón de york o pavo y condimenta, si quieres, con alguna especia que te guste (mi preferida es el orégano).
Dobla cada uno por la mitad y colócalos de nuevo en la sartén de uno en uno. Cuando el crepe se dore y el queso se funda, ya los puedes servir.
