Abre las pechugas de pollo por la mitad a lo largo sin llegar a cortarlas completamente, formando una especie de “libro.” Si las pechugas son muy gruesas, puedes aplanarlas ligeramente con un mazo de cocina para que queden más finas y uniformes.
Sazona el interior de las pechugas con sal y pimienta negra molida al gusto.
Coloca 4 lonchas de jamón de pollo y 4 lonchas de queso sobre una mitad de cada pechuga. Luego, cierra las pechugas doblándolas por la mitad, cubriendo bien el relleno de jamón y queso.
Asegura las pechugas rellenas con palillos de dientes para evitar que el relleno se salga durante la cocción.
En un bol pequeño, bate el huevo. Coloca el pan rallado en un plato hondo.
Pasa cada pechuga rellena primero por el huevo batido y luego por el pan rallado, asegurándote de que queden bien cubiertas por ambos lados.
Calienta el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio-alto.
Fríe las pechugas de pollo rellenas en el aceite caliente hasta que estén doradas y crujientes por fuera, y bien cocidas por dentro, aproximadamente 5-7 minutos por cada lado.
Retira las pechugas de la sartén y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Retira los palillos de dientes antes de servir. Sirve caliente acompañado de tus guarniciones favoritas, como ensalada, puré de patatas o verduras al vapor.