Mezcla partes iguales de vinagre blanco y agua en el rociador vacío. El vinagre es un desinfectante natural y ayuda a eliminar la grasa.
Rocía la superficie de la placa con la mezcla de vinagre y agua. Asegúrate de cubrir todas las áreas sucias.
Espolvorea bicarbonato de sodio sobre la superficie rociada. El bicarbonato de sodio es un abrasivo suave que ayuda a eliminar la suciedad y a desodorizar.
Deja que la mezcla actúe durante unos minutos para que el bicarbonato de sodio y el vinagre puedan trabajar en la suciedad.
Con un paño suave o una esponja no abrasiva, frota suavemente la superficie de la placa en movimientos circulares. Esto ayudará a aflojar y eliminar la suciedad.
Enjuaga bien la placa con agua limpia para eliminar cualquier residuo de bicarbonato de sodio y vinagre.
Sécala con un paño limpio y seco para evitar que se formen manchas.
¡Y eso es todo! Con este método, deberías poder limpiar tu placa de manera efectiva, sin necesidad de productos químicos agresivos y de manera económica.