Preparación:
1. Lavar muy bien el zapallo.
2. Pelarlo, partirlo por la mitad y extraerle las semillas.
3. Cortarlo en cubos pequeños y parejos.
4. Poner durante una hora de cuatro a cinco litros de agua y mezclarlos con la cal viva (también puede hacerse con cenizas de madera, en ese caso, remojar por tres horas)
5. Revolver la preparación cuidadosamente con una cuchara de madera.
6. Colocar el zapallo en un recipiente hondo y recubrirlo con la mezcla anteriormente hecha.
7. Dejar la mescolanza reposando toda la noche.
8. Al día siguiente, retirar los trozos de zapallo y lavarlos con agua fría. Botar la mezcla de agua y cal.
9. En una olla, dejar hervir los zapallos lentamente.
10. Luego de que alcancen el punto de ebullición, blanquearlos hasta que estén firmes por fuera y tiernos por dentro (no deben cocinarse)
11. Sacarlos de la olla.
12. Calcular un kilogramo de azúcar y un litro de agua por kilo de zapallo.
13. Pinchar los cubos de zapallo con un tenedor y apartarlos.
14. Calentar el azúcar, el agua sobrante del blanqueado, esencia de vainilla y el jugo de limón en una cacerola.
15. Incorporar los trozos de zapallo cuando la mezcla haya hervido, cocinarlos a fuego lento hasta que se vean transparentes y tiernos, y el almíbar levemente espeso.
16. Quitar del fuego la preparación y repartirla en frascos esterilizados.
El almíbar sobrante se puede preservar durante unos seis meses.
Es perfecto para humedecer tortas, masas y salsas frutales.