Tips
- Utiliza tomates maduros y de buena calidad para obtener el mejor sabor. Los tomates tipo roma o san marzano son excelentes opciones debido a su alto contenido de pulpa y bajo contenido de agua, lo que los hace ideales para hacer salsa.
- Si prefieres una salsa de tomate más suave y menos ácida, puedes retirar las semillas antes de cocinar los tomates. Simplemente corta los tomates por la mitad y usa una cuchara para raspar las semillas y la pulpa.
¿Cómo conservar la salsa de tomate casera en tarritos?
- Lava bien los tarros de vidrio y las tapas con agua caliente y jabón. Luego, esterilízalos sumergiéndolos en agua hirviendo durante al menos 10 minutos. Esto ayudará a eliminar cualquier bacteria y garantizará una conservación segura de la salsa.
- Una vez que la salsa de tomate esté lista y aún caliente, llena los tarros esterilizados con la salsa, dejando aproximadamente 1 cm de espacio en la parte superior para permitir la expansión durante el proceso de conservación.
- Usa un utensilio limpio, como una espátula o un cuchillo de manteca, para eliminar cuidadosamente cualquier burbuja de aire atrapada en la salsa. Esto ayudará a evitar la oxidación y la posible contaminación de la salsa.
- Coloca las tapas esterilizadas sobre los tarros y ajústalas firmemente, pero no en exceso. Asegúrate de que estén bien selladas para evitar la entrada de aire y microorganismos no deseados.
Hay dos métodos principales para conservar la salsa de tomate en tarros: procesamiento en baño de agua caliente y conservación en el refrigerador.
- Procesamiento en baño de agua caliente: Coloca los tarros llenos de salsa en una olla grande con agua hirviendo, asegurándote de que estén completamente sumergidos. Hierve durante al menos 15-20 minutos para esterilizar completamente los tarros y sellarlos herméticamente. Luego, retira los tarros con cuidado y déjalos enfriar completamente antes de almacenarlos en un lugar fresco y oscuro.
- Conservación en el refrigerador: Si prefieres una opción más rápida y sencilla, puedes simplemente refrigerar los tarros llenos de salsa después de sellarlos. La salsa de tomate casera se mantendrá fresca en el refrigerador durante aproximadamente 1-2 semanas.
Etiqueta cada tarro con el contenido y la fecha de envasado para que puedas llevar un registro de cuánto tiempo ha estado almacenada la salsa y consumirla antes de que caduque.