Preparación
- En un recipiente grande, bate la leche tibia junto con el azúcar, el huevo y la levadura seca. Asegúrate de que todos los ingredientes estén bien integrados. La leche tibia ayudará a activar la levadura y permitirá que la masa fermente correctamente.
- En otro tazón, combina la sal con la harina. Luego, incorpora esta mezcla de harina a los líquidos preparados en el paso anterior. Comienza a mezclar con una cuchara o espátula hasta que se forme una masa pegajosa.
- Una vez que la masa se haya unido, es hora de amasarla. Transfiere la masa a una superficie ligeramente enharinada y amásala durante unos 10 minutos, o hasta que adquiera una textura suave y elástica.
- Ahora, incorpora la mantequilla blanda a la masa amasada. Sigue amasando hasta que la mantequilla esté completamente integrada y la masa tenga una apariencia suave y homogénea.
- Coloca la masa en un recipiente limpio y cubre con un paño húmedo. Deja reposar la masa durante aproximadamente 30 minutos en un lugar cálido y sin corrientes de aire. Durante este tiempo, la masa debería aumentar su volumen y volverse más esponjosa.
- Después del reposo, corta la masa en trozos y extiéndelos formando cilindros o «cigarros» de unos 5 centímetros de grosor. Coloca los cilindros en una bandeja para hornear previamente cubierta con papel pergamino, asegurándote de dejar suficiente espacio entre ellos para que puedan expandirse durante el horneado.
- Una vez que hayas colocado los cilindros de masa en la bandeja, déjalos reposar nuevamente durante aproximadamente una hora. Durante este tiempo, la masa seguirá fermentando y crecerá aún más.
- Prepara un poco de huevo batido y pincela suavemente la superficie de los panes de leche. Esto les dará un agradable color dorado y brillo al hornearse.
- Finalmente, precalienta tu horno a 160°C (320°F) y hornea los panes de leche durante unos 20 minutos, o hasta que estén dorados y hayan adquirido una apariencia apetitosa.
¡Y listo! Ahora puedes disfrutar de tu delicioso pan de leche dulce, suave y esponjoso.
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