¡Cero carbohidratos! ¡Puedes comer como quieras y aún así ayuda a cuidarse! ¡Delicioso sin harina, fácil y rápido!

Coloca en una procesadora o licuadora el pollo cocido desmenuzado, el aceite de oliva, los huevos, la sal, el ajo, la pimienta (si decides usarla), los 40 g de mozzarella y un toque de orégano. Procesa todos los ingredientes hasta obtener una mezcla homogénea. La cantidad de huevos depende de qué tan espesa o ligera quieras la mezcla. Si prefieres una textura más firme, utiliza solo 2 huevos; si prefieres más suavidad, añade el tercero.

2. Vierte la mezcla en un molde:

Engrasa ligeramente un molde apto para horno (puedes usar aceite de oliva) y vierte la mezcla. Esparce uniformemente para que se cocine de forma pareja.

3. Hornea:

Precalienta el horno a 180°C (350°F) y hornea la mezcla durante 20 minutos o hasta que notes que ha tomado una consistencia firme y dorada en la superficie.

4. Añade el toque final:

Retira el molde del horno y cubre la superficie con más mozzarella rallada, un poco más de ajo (fresco o en polvo) y un toque de orégano. Lleva nuevamente al horno por unos minutos, esta vez utilizando la función de gratinado, hasta que el queso esté bien derretido y dorado.

5. Sirve y disfruta:

Saca del horno, deja reposar unos minutos y corta en porciones. Sirve caliente y disfruta de este platillo delicioso, sin carbohidratos y lleno de sabor.

Consejos

Aquí tienes 4 consejos para que esta receta salga perfecta:

  1. Usa pollo bien desmenuzado: Asegúrate de que el pollo esté finamente desmenuzado antes de procesarlo. Esto ayudará a que la mezcla sea más suave y se combine mejor con los demás ingredientes.
  2. Ajusta la cantidad de huevos según la textura: Si prefieres una consistencia más firme, utiliza 2 huevos. Si quieres que la mezcla sea más suave, agrega un tercer huevo para obtener una textura más esponjosa.
  3. Añade más especias si lo deseas: Personaliza la receta a tu gusto con especias adicionales como pimentón, tomillo o perejil. Le darán un toque único y delicioso.
  4. Deja gratinar bien el queso: Para un resultado perfecto, asegúrate de gratinar el queso hasta que esté bien dorado y burbujeante. Esto le dará un toque crujiente irresistible a tu plato.

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