Preparación de los calabacines:
Lavar los calabacines con cuidado y cortarlos en rodajas finas, preferiblemente con una mandolina para obtener rodajas uniformes.
Blanquear los calabacines:
Ponga a hervir una olla grande de agua con sal.
Sumerja las rodajas de calabacín en agua hirviendo durante aproximadamente 1-2 minutos, luego escurra y enfríe inmediatamente en agua con hielo para detener la cocción.
Escurrir bien los calabacines blanqueados y dejar secar sobre un paño limpio para eliminar el exceso de humedad.
Preparación del condimento:
En un bol grande mezclamos el aceite de oliva virgen extra con el vinagre de vino blanco, la sal gorda y el azúcar hasta obtener una emulsión suave.
Composición del frasco:
Prepara un frasco de vidrio limpio y seco, preferiblemente esterilizado. Disponer una capa de rodajas de calabacín en el fondo.
Capa aromática:
Agrega unas rodajas de ajo en rodajas finas, rodajas de chile fresco (si lo deseas) y unas hojas de albahaca fresca.
Repetición de capas:
Continúe alternando capas de calabacines, aderezo aromatizado y hierbas hasta que el frasco esté lleno, asegurándose de que los calabacines estén completamente sumergidos en el aceite.
Cierre y almacenamiento:
Cierra bien el frasco con una tapa y guárdalo en el frigorífico al menos 24 horas antes de consumir, para que los sabores se mezclen bien.
Los calabacines en aceite se pueden conservar en el frigorífico y consumir en 1-2 semanas.
Los calabacines en aceite son perfectos como aperitivo, guarnición o para enriquecer ensaladas, platos de pasta, focaccias y mucho más. Son una conserva versátil que añade un toque de sabor y color a muchas recetas. ¡Disfrute de su comida!