- Precalentar el horno: Comienza por precalentar el horno a 200°C (390°F) para asegurarte de que esté bien caliente cuando coloques los arrolladitos.
- Preparar el hojaldre: Extiende el trozo de hojaldre sobre una superficie ligeramente enharinada. Con un rodillo, estira el hojaldre hasta que tenga un grosor uniforme, cuidando de no estirarlo demasiado.
- Untar el queso crema: Una vez estirado, unta una capa generosa de queso crema con hierbas sobre toda la superficie del hojaldre. Asegúrate de cubrir bien cada rincón para que cada bocado tenga ese sabor cremoso y aromático.
- Agregar el jamón y el queso: Coloca las fetas de jamón sobre el queso crema, distribuyéndolas uniformemente. Luego, esparce el queso Gruyère rallado sobre el jamón. Este queso aportará un sabor profundo y una textura irresistible a los arrolladitos.
- Enrollar el hojaldre: Con cuidado, comienza a enrollar el hojaldre desde un extremo, formando un cilindro compacto. Es importante que enrolles de manera uniforme para que todos los arrolladitos tengan el mismo tamaño.
- Cortar los arrolladitos: Una vez enrollado, corta el cilindro en rodajas de aproximadamente 2 cm de grosor. Coloca las rodajas en una bandeja para horno previamente enmantecada o cubierta con papel para hornear.
- Pintar con yema de huevo: Bate ligeramente la yema de huevo y, con la ayuda de un pincel de cocina, pinta la parte superior de cada arrolladito. Esto les dará un color dorado y un acabado brillante una vez horneados.
- Hornear: Lleva la bandeja al horno precalentado y hornea durante unos 15-20 minutos, o hasta que los arrolladitos estén dorados y crujientes.
- Servir: Una vez listos, retíralos del horno y déjalos enfriar ligeramente antes de servir. ¡Disfruta de estos deliciosos arrolladitos mientras aún están tibios y el queso está fundido!
Estos arrolladitos de hojaldre de jamón y queso son una verdadera tentación. ¡Verás cómo desaparecen rápidamente del plato!