Para prolongar la vida útil de tus almohadas y evitar que se pongan amarillentas, debes tomar las medidas adecuadas para mantenerlas. Para ello, es recomendable retirar las fundas de las almohadas cada mañana y abrir las ventanas del dormitorio, asegurándose de exponer las almohadas al sol. Este sencillo gesto ayuda a ventilar el dormitorio y a prevenir el exceso de humedad y el riesgo de aparición de moho en la ropa de cama. Además, si tus almohadas están opacas, puedes utilizar un limpiador a vapor para reavivar su brillo. Por último, antes de meterlas en la lavadora, puedes remojar las almohadas en un recipiente lleno de zumo de limón, vinagre blanco o agua oxigenada para devolverles su blancura anterior.