Elige la orquídea adecuada. Algunas orquídeas son más fáciles de hacer florecer que otras. Las Phalaenopsis, por ejemplo, son una buena opción para principiantes.
Proporcionar condiciones de crecimiento adecuadas. Las orquídeas tienen requisitos específicos de luz, humedad y temperatura. Conoce las necesidades de tu variedad de orquídea para brindarle las condiciones óptimas.
Riega tu orquídea adecuadamente. No se debe regar en exceso las orquídeas, ya que esto puede provocar la pudrición de las raíces. Riega tu orquídea cuando el sustrato esté seco al tacto.
Fertilice su orquídea con regularidad. Las orquídeas necesitan un fertilizante rico en fósforo para favorecer la floración. Fertilice su orquídea con fertilizante para orquídeas una vez al mes durante la temporada de crecimiento.
Trasplante su orquídea con regularidad. Las orquídeas necesitan una maceta nueva cuando las raíces comienzan a crecer fuera de la maceta actual. Trasplante su orquídea a una maceta un poco más grande cuando sea necesario.
Tome descansos. Las orquídeas necesitan un período de descanso después de la floración. Durante este período, reduzca el riego y el fertilizante.
Poda tu orquídea. Después de la floración, corte los tallos de las flores descoloridas en la base. Esto fomentará el crecimiento de nuevos tallos florales.
Ocúpate de los posibles problemas. Las orquídeas pueden ser propensas a ciertos problemas, como enfermedades, plagas y deficiencias de nutrientes. Vigile cuidadosamente su orquídea para detectar cualquier problema y trátela con prontitud.
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