A continuación, coloca todos los dientes de ajo en un tarro de cristal esterilizado. A continuación, vierte dos cucharadas de sal gruesa, deberían ser unos 30 gramos de sal. Ahora puedes añadir unas cucharadas de vinagre de manzana o, si lo prefieres, verter el vinagre de vino, este ingrediente ayudará a mantener los ajos intactos.
Por último, ponemos a hervir un poco de agua y dejamos enfriar. Antes de cerrar el recipiente con su tapa, corta una rodaja de limón y colócala encima de los ajos. Cierra muy bien el tarro y agítalo para que se mezclen todos los ingredientes.
De esta forma mantendrás tus dientes de ajo durante más de un año en perfecto estado y no se pudrirán. No sólo eso, porque podrás consumirlos cuando quieras, sin tener que pelarlos cada vez que los necesites. Este método lo utilizan muchos cocineros, es práctico y sobre todo eficaz.