Desde los albores de la humanidad, los seres humanos han buscado expresar su mundo interior. Algunos escriben, otros pintan o esculpen, y muchos usan su propio cuerpo como lienzo. Entre estas formas de expresión, el tatuaje ocupa un lugar singular. Un verdadero lenguaje visual, a menudo revela mucho más que un simple deseo estético: una historia, una emoción, un símbolo íntimo. Hoy en día, no es raro ver brazos, tobillos o cuellos adornados con diseños cuyos significados a veces son misteriosos. Y entre ellos, un motivo resulta particularmente intrigante: el famoso tatuaje de tres puntos.
Tres puntitos que dicen mucho
Podría pensarse que se trata simplemente de una elección gráfica discreta y minimalista. Sin embargo, estos tres pequeños puntos alineados —a menudo colocados en la mano o cerca del ojo— encierran un simbolismo mucho más profundo.
Según algunas interpretaciones espirituales, este trío evoca a los tres monos sabios: «no ver el mal, no oír el mal, no hablar del mal». Una filosofía de vida basada en la serenidad y la bondad, que aboga por alejarse de las energías negativas. Una lectura apacible y profunda, ideal para quienes buscan el equilibrio interior.
Pero, como suele ocurrir con los símbolos, el contexto lo cambia todo…
Cuando el símbolo adopta una forma diferente
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