Incluso a una edad temprana, el daño a los nervios puede comenzar si el azúcar en la sangre permanece sin controlar. El hormigueo, ardor o entumecimiento persistentes en las extremidades pueden indicar una neuropatía diabética temprana.
8. Aumento del hambre, incluso después de comer
Cuando el cuerpo no puede usar la insulina correctamente, la glucosa no puede entrar en las células. Esto hace que el cuerpo se sienta como si estuviera pasando hambre, lo que provoca que tenga antojos de más comida a pesar de haber comido lo suficiente.
9. Cambios de humor y dificultad para concentrarse
Las fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre pueden afectar tu estado de ánimo y concentración. Sentirse inusualmente irritable, ansioso o tener problemas para concentrarse a veces puede estar relacionado con la diabetes temprana.
Reflexión final:
No asumas que eres “demasiado joven” para desarrollar diabetes. Con el aumento del estrés, la mala alimentación y los estilos de vida sedentarios, cada año se diagnostican más casos en personas de entre 20 y 30 años. Si detectas alguno de estos síntomas, es crucial que te hagas una prueba de azúcar en sangre a tiempo. Detectar la diabetes en su etapa temprana puede marcar la diferencia, ayudándote a vivir una vida sana y equilibrada antes de que se presenten complicaciones graves.