La acumulación de líquido y la hinchazón en las piernas, los tobillos y los pies pueden indicar mala circulación. El flujo sanguíneo inadecuado provoca retención de líquidos y puede provocar edema. Si tiene antecedentes de enfermedad cardíaca, diabetes o enfermedad renal, es importante controlar de cerca la hinchazón de las piernas. Muchos factores pueden causar retención de líquidos, como permanecer demasiado tiempo en un lugar o sentarse durante largos períodos en el trabajo.
4. Calambres y dolores musculares
La mala circulación puede provocar calambres y dolor muscular, especialmente durante la actividad física. El suministro insuficiente de sangre priva a los músculos de oxígeno, lo que provoca malestar y sensaciones de calambres. Los calambres y el dolor muscular también pueden ser un signo de deshidratación y niveles bajos de sal en el cuerpo. Si experimenta estos síntomas, beba mucha agua y coma alimentos salados para reemplazar los electrolitos perdidos.
5. Heridas de curación lenta
Si las heridas o llagas tardan más de lo habitual en sanar, puede deberse a una mala circulación. Un flujo sanguíneo saludable es esencial para llevar nutrientes y oxígeno al lugar de la cicatrización, lo que promueve una recuperación más rápida.